Almacenamiento de la leña


Almacenamiento de la leña

Otro de los aspectos fundamentales para poder disponer de la mejor leña para la chimenea, es su almacenamiento.

Lo ideal será que la leña esté almacenada en un lugar ventilado, que no esté en contacto con el suelo y que sea un lugar protegido de la humedad. La leña absorbe el agua de lluvia con rapidez y si permanece en entornos húmedos, se vuelve mohosa, lo que reduce sus propiedades de combustión.

El sol y el calor contribuyen a su secado, pero lo que realmente asegura el secado de la leña es el viento y para ello el aire debe poder circular y atravesar la pila de leña durante el secado. Además,  una lona alquitranada puede ser útil como tejadillo durante un cierto tiempo, pero nunca envolviendo la leña de manera que no pueda respirar, incluso aunque esté seca.

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