Leña para chimeneas: ¿madera dura o madera blanda?


Leña para chimeneas: ¿madera dura o madera blanda?

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Cada tipo de madera posee unas características, una densidad mayor o menor, un poder calorífico, etc.. lo que hace que cada tipo de madera se comporte de una forma distinta y sea más aconsejable para determinados usos y aplicaciones. Principalmente distinguiremos entre:

  • Maderas duras: aquellas que son especialmente recomendables para mantener el fuego encendido y proporcionar calor. Entre las más habituales para chimenea están la encina, el roble, el nogal, el abedul, el fresno, el olmo, el olivo, etc. Este tipo de madera tiene mucho poder calorífico y gran duración en su combustión, por lo que proporcionan un calor radiante y brasas que se mantienen mucho tiempo incandescentes. La madera de abedul es la que aporta un fuego más vivo y la que se prende más rápido.
  • Maderas blandas; son idóneas para encender la chimenea y para avivar el fuego en un momento determinado. La madera blanda proporciona menos calor que la madera dura, pero prende antes, por lo que puede resultar apta para calentar de manera más rápida la estancia o para cuando utilizas la chimenea en periodos cortos. Además, es más barata, Dentro de este tipo de maderas encontramos el pino, el abeto, el cedro, el castaño y en general, la procedente de árboles de crecimiento rápido y algunos frutales.

Con respecto al grado de humedad de cada tipo de madera, los tiempos de secado para la madera dura son más largos que los de la madera blanda. Si por ejemplo, para el secado de una madera de pino, necesitamos entre 6 a 12 meses, maderas duras como la encina o el roble pueden llegar a necesitar hasta dos años de secado.