Huarache
Nombre con que se designa cierto tipo de sandalia en México, así como en otros países latinoamericanos. El término «huarache» proviene de la voz «kwarachi» de la lengua purépecha o tarasco.
Sin embargo, el cactli estaba hecho con algodón y el huarache moderno está hecho con tiras de cuero de ganado bovino que no fue introducido sino hasta la llegada de los españoles lo que hace al huarache otro de tantos productos del sincretismo del mestizaje.
Históricamente, los huaraches se fabricaron en el centro y el sur de México, y siguen usándose en estados como Colima, Jalisco, Michoacán y Yucatán. Tradicionalmente, se ha asociado este tipo de calzado con la vida de campo. Generalmente, los huaraches están hechos con correas de cuero trenzadas y su uso ha sido relegado a campesinos y a frailes de algunas órdenes religiosas como los franciscanos.
Los huaraches siguen usándose en muchos estados de México, así como en otros países de América Central. Comunidades indígenas prefieren este calzado dado a la facilidad de repararlos, y por la comodidad que brindan.
Los diseños pueden variar: los hay muy sencillos, para cuya fabricación se usan pocas correas, y muy elaborados, trabajados por talabarteros. En tiempos recientes, los huaraches se han puesto de moda: los jóvenes han vuelto a calzarse con huaraches adornados con motivos que han reavivado el gusto de usar ese tipo de sandalias.
En cuanto a los materiales con que se elaboran las suelas de los huaraches, se cree que los primeros tenían suelas de mecate o vaqueta. Actualmente se emplean materiales sintéticos, entre los cuales se encuentra el hule.
La huaracheria es un derivado de talabartería.
Por otro lado y muy lejos de México existe otro tipo de calzado un tanto similar en nombre y composición: el waraji (草鞋) japonés que es también un tipo de sandalia hecha principalmente de paja. Además de esta curiosa coincidencia de pronunciación en sus nombres se podría suponer que tiene una antigüedad similar.